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Ancianos y la plantación de la iglesia: una estrategia gradual

Muchas iglesias crean una cultura que gira en torno a su pastor. Se espera que predique todos los sermones, medie en cada disputa, supervise cada programa y, en general, tome todas las decisiones.

Yo llamo a esto la “iglesia centrada en el pastor”. El plantar este tipo de iglesia, es destinarla al fracaso porque incluso si de alguna manera, el pastor, evita el agotamiento, eventualmente se reubicará, renunciará o morirá, dejando atrás una iglesia que se siente abandonada.

Pero las iglesias plantadas saludables entienden las instrucciones del apóstol Pablo a Timoteo de encontrar hombres fieles que puedan compartir el liderazgo de la iglesia (2 Tim. 2: 1–2). La plantación de iglesias no se trata de ser “el hombre”, sino de encontrar y entrenar a “los hombres” que se guiarán a nivel de ancianos.

Después de establecer iglesias, Pablo demostró un proceso mediante el cual se nombraban ancianos. Por ejemplo, en Tito 1:5, la estrategia del apóstol para Creta era que Tito “pusiera en orden lo que quedaba y nombrara ancianos en cada pueblo”.

Inicialmente, estas nuevas iglesias existían sin un cuerpo de ancianos. Si bien no sabemos exactamente cuánto tiempo transcurrió, sí sabemos que la selección de ancianos llegó más tarde. Y llegó lentamente.

El establecimiento prematuro de ancianos no solo puede obstaculizar el desarrollo de su iglesia, sino revertirlo, lo que resultará en un fracaso. Quizás es por eso que Pablo le aconseja a Timoteo que “no se apresure” al establecer ancianos (1 Ti. 5:22). Es crítico y fundamental hacerlo bien y desastroso equivocarse.

Entonces, ¿qué puede hacer un joven plantador de iglesias? Permítanme ofrecerles una estrategia de tres etapas que los plantadores pueden implementar, lo que proporciona una progresión gradual de liderazgo que puede no empezar con una pluralidad de ancianos, pero definitivamente termina con una.

ETAPA UNO: ANCIANO SOLITARIO

Esta primera fase el anciano solitario es esencial tanto para promover como para proteger el ADN único de su iglesia. Tiene la visión, los valores y la estrategia de su plantación. En esta temporada inicial, todo lo relacionado con esas áreas pasa por él.

La plantación de iglesias no se trata de ser “el hombre”, sino de encontrar y entrenar a “los hombres” que se guiarán a nivel de ancianos.

Esto no significa que un anciano solitario no le tenga que rendir cuentas a nadie. Al contrario, ¡Es absolutamente necesario! Muchos plantadores en esta etapa crean una junta asesora de hombres piadosos (a menudo otros pastores y líderes de una iglesia externa a la congregación) que se reúnen regularmente con él y algunos del equipo de apoyo durante todo el año.

También es durante este tiempo que busca hombres que tengan el potencial de convertirse en ancianos. Pasas gran parte de tu tiempo invirtiendo en esas relaciones para discernir si alguna podría ser un buen anciano en el futuro (vocación, competencia, química). Después de comenzar a formar el cuerpo de ancianos de la iglesia al invitar, capacitar y desplegar hombres calificados para servir como ancianos, empieza la Etapa Dos.

SEGUNDA ETAPA: ANCIANO LÍDER

Durante esta etapa, el anciano solitario se vuelve el anciano líder entre los ancianos. Todavía está al frente del proceso de toma de decisiones de su iglesia en asuntos de doctrina, disciplina y dirección. Esto le da tiempo a su nuevo equipo de ancianos para ver cómo opera su pastor principal y notar sus fortalezas y debilidades.

En la Etapa Dos, puede ser el que ve “las jugadas” y el cuerpo de ancianos ayuda a ejecutarlas. Esto no significa que los demás ancianos no puedan estar en desacuerdo con él. Tampoco significa que no puedan superarle en votos. Sin embargo, está muy claro en esta etapa que el pastor principal es el “primero entre iguales”, por lo que el equipo sigue en gran medida su ejemplo.

Piensa en la Etapa Dos como el equivalente ministerial de “enseñar a alguien a pescar” en la antigua máxima del liderazgo. Creo que esta fase a menudo puede llevar varios años porque no solo estás tratando de crecer como equipo, sino como un grupo de amigos, y las amistades se forjan con el tiempo. Y cuando sientas que tienes un equipo de hermanos que se ha forjado correctamente, es hora de pasar a la última fase.

ETAPA TRES: PLURALIDAD DE ANCIANOS

La tercera etapa se ve como un equipo compuesto por hombres que podrían dirigir sus propias congregaciones, pero que se quedan juntos porque están trabajando viendo el largo plazo, para hacer discípulos en su comunidad a través de la iglesia local.

En la tercera etapa, se difuminan las líneas sobre los roles y responsabilidades entre el pastor principal y su equipo. Puede haber un anciano responsable del cuidado pastoral, otro del ministerio de predicación, otro más de la supervisión de los ministerios, sin que ninguno de ellos sea el pastor fundador. En esta etapa, el que era el anciano líder debería poder concentrar su tiempo de manera más aguda en sus puntos de pasión y fortalezas ministeriales.

Hermanos, estén advertidos, la Etapa Tres exige que se mueran a sí mismos de maneras que podrían ser más difíciles de lo que imaginan. Aquí es donde debemos estrangular ese ego que a menudo impide que algunos pastores líderes perseveren en el ministerio, así como que sus congregaciones tengan salud estructural y espiritual. No arriesguemos a nuestras iglesias con una estrategia que pueda obstaculizar el crecimiento de los aspirantes a líderes que nos rodean.

El levantar ancianos: es crítico y fundamental hacerlo bien y desastroso equivocarse.

A medida que una iglesia madura, también debería hacerlo su modelo de liderazgo. Si bien la Etapa Tres es el lugar donde casi nunca comienzan las plantaciones de iglesias, es el lugar a donde deben apuntar. El plantador de iglesias no es solo el pastor, él debe preocuparse por el desarrollo de otros pastores en su equipo. La salud de su iglesia y la futura plantación de iglesias dependen de ello.

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