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Reseña de libro Sobre la Roca de Justin Burkholder

Por: Claudio Campos / Plantador de iglesia en Santiago de Chile y aplicante a Acts 29 América Latina

Quisiera agradecer la lectura obligada de este libro antes de iniciar una plantación de iglesia porque me ha ayudado mucho en recordar, reordenar, corregir y aplicar muchas de las verdades que en este libro de manera sencilla pero profunda se plantean.

Partiendo por la definición de la plantación de iglesia al corregirla, ya que en realidad no plantamos iglesias, sino que: “lo que plantamos es el Evangelio, lo que se cosecha es la familia de Dios: la Iglesia”. También destacar el énfasis que se hace al recordarnos enfáticamente que nadie es digno y merecedor de ser parte de ella, todos estamos hay por la sola gracia de Dios en Cristo, todos ahí somos pecadores redimidos, por ende nuestros roles no son mas que una muestra de su increíble gracia para hacernos parte de su familia para el beneficio de mi prójimo y para la Gloria de Dios, por ende, ser un pastor plantador no es un rol del cual jactarse, sino un honor y privilegio del cual temer, velar y cuidar de hacerlo con fidelidad porque la Iglesia es amada por Dios, comprada con la Sangre del Hijo y sostenida por su Espíritu Santo, por tanto toda la trinidad de Dios esta involucrada en su Iglesia, por ende quienes sean llamados para esta mayordomía, debe entender con temor y temblor su llamado a servir, amar y alimentar a la “Novia de Cristo” y nunca enseñorearse de ella.

También quisiera destacar la claridad con que aborda el problema que tenemos en Latinoamérica con el esparcimiento del evangelio a partir de las divisiones de las iglesias, el autoproclamarse pastores, y levantar obras que parecen iglesias pero no es más que la reunión dominical con alabanzas, oración y un sermón diferente a la iglesia de la cual salieron, y nada más, creando audiencias útiles para fines personales de sus líderes, olvidando que la Iglesia no es un culto dominical sino una familia de discípulos que unidos para adorar a Dios forman una iglesia. Frases como: “La misión no es plantar iglesias. La Misión es hacer discípulos”, o “No somos un evento al que asistimos; somos una comunidad a la que pertenecemos” calaron hondo en mi entendimiento de la plantación de iglesias. Personalmente fue un necesario recordatorio ya que nuestras mentes tienden a afanarse en todos los accesorios de la “Novia de Cristo” y la olvidamos a ella que es lo principal.

También quisiera destacar el énfasis en el libro por la centralidad que tiene el Evangelio en cada etapa y ámbito de la plantación de la iglesia, tanto para formar al liderazgo como a la membresía, ya que solo una iglesia centrada en el Evangelio en cada una de sus actividades (cultos, alabanzas, enseñanza, ministerios, liderazgo, metodología, etc.) podrá reproducir iglesias sanas.

La oración como prioridad en el liderazgo como en la iglesia antes que la planificación, para entender que la Iglesia y su crecimiento avanza “de rodillas delante de la presencia de Dios” fue otro vital recordatorio, para no caer en la dependencia de estrategias humanas, abrazando a manos cerradas que el poder para revivir a los muertos, justificar y santificar al pecador y llevarlo a la gloria, solo lo tiene el Evangelio, el cual “No necesita ningún poder adicional”.

Que importante recordar que para esta tarea nadie es suficiente, y que a todo pastor plantador no se le pide originalidad sino Fidelidad a su Palabra, caminando con Dios, en dependencia de su Espíritu Santo, exaltando y proclamando la obra de Cristo, para así poder amar a su iglesia, y gozarnos juntos al verla esparciendo la Gloria de Dios por toda la tierra.

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