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Un testimonio de la fe viva: la iglesia en misión

Por Edison Florez

Nací en una familia en condiciones de extrema pobreza en una zona a la que se le conoce como “el cordón de la miseria” a mitad de camino entre la principal ciudad de la región y uno de los destinos turísticos más importantes del país. Tenía 3 meses de edad cuando mi padre abandonó a mi madre y se fue del hogar dejándonos desamparados. Mi madre se vio obligada a trabajar en casas familiares por muchos años para alimentarnos a mi hermano mayor y a mí.  En mis recuerdos no está el abrazo de un padre, ni los consejos sabios en momentos de desesperanza. Crecí con muchos resentimientos contra mi padre por no estar en los momentos que le necesité y por no apoyar con las necesidades que teníamos como familia. 

Por la gracia de Dios mi madre fue alcanzada por el evangelio y me dio testimonio de la fe en Cristo, le acompañé a un servicio de oración muy temprano a una hora inusual, fue allí donde el Señor me dio consuelo y comenzó a sanar las heridas que había en mi corazón y a prepararme para servir en su obra, algo que yo nunca me imaginaba. 

Después de algunos años el Señor me llamó a plantar una iglesia en la ciudad de Santa Marta, Colombia, y providencialmente dentro de la misión nos llevó a servir a muchas familias vulnerables, entendiendo que el evangelio es el poder de Dios para salvar integralmente al hombre, física y espiritualmente.  Actualmente la iglesia tiene un Centro de Desarrollo Integral que sirve a niños, niñas y adolescentes en su formación espiritual, física, socioemocional y cognitiva. Muchos de estos niños han sido desamparados y buscan consuelo y esperanza, que solo el Padre Celestial les puede otorgar.   

Somos transformados para servir

“porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero”

1 Tesalonicenses 1:9

Cristo el hijo eterno de Dios llama a su pueblo para salvarlo de la condenación eterna y del pecado, y seguir los pasos de su tarea misional. Somos transformados para servir y vivir en misión, teniendo compasión por las multitudes que andan como ovejas sin pastor.  

El apóstol Juan fue transformado por Jesucristo, el hijo eterno de Dios, siendo testigo ocular de su persona y obra, reconociendo que la vida eterna en la persona de Cristo se reveló a su vida y por esta razón, anuncia con toda convicción que el hijo eterno de Dios, vino del cielo a la tierra, se hizo carne y su gloria fue manifestada no solo en maravillas y actos portentosos, sino en salvación para los que creen en Él.  (1 Jn 1: 1-2).

Juan habla de la verdad, de la persona de Cristo, de la realidad que se manifiesta y salva. No es una teoría o fabula artificiosa de invención humana.  Cristo es el hijo eterno de Dios que transforma pecadores, para que anuncien en palabras y hechos que Cristo es el camino, la verdad y la vida. (Jn 14:6)

Compasión por las multitudes. 

Las escrituras afirman que Cristo siendo Rey y salvador busca intensa y diligentemente a los pecadores que serán objetos de su compasión. Jesús recorrió todas las ciudades y aldeas para enseñar, predicar y sanar toda enfermedad y dolencia. (Mt 9:35)

El interés de Cristo era intencional para hacer la misión de Dios. Por esos días no existían los medios de transporte modernos que tenemos hoy día. no había carros, motos o aviones; sin embrago, Cristo no escatimó esfuerzos para ir a buscar y salvar a los perdidos.  Un historiador judío llamado Flavio Josefo dijo que, en galilea, en tiempo de Jesús existían aproximadamente 204 ciudades y aldeas, cada una con un promedio de 15.000 habitantes.  Esto nos deja ver la compasión de Cristo para buscar y salvar al pecador.  

Usted y yo estamos llamados a seguir las pisadas del maestro en la misión de Dios.  Debemos recordar que todo creyente está llamado a seguir las pisadas del maestro en su tarea misional. Esta labor no está restringida exclusivamente para los pastores y predicadores de pulpito. 

En nuestro contexto misionero en Santa Marta, Colombia, el Señor nos ha dado un semillero para predicar el evangelio en palabras y hechos. La iglesia local tiene un área de misericordia que actualmente sirve a diferentes comunidades como fruto de una fe viviente. 

Hay un esfuerzo por predicar el reino de Dios dentro y fuera de la comunidad de Fe sirviendo por la gracia de Dios a distintas comunidades: 268 niños en condiciones de vulnerabilidad y sus familias, donde se han involucrado hasta 15 voluntarios de la iglesia local que donan su tiempo y sirven en esta labor del reino de Dios como mentores de los niños, niñas y adolescentes. En estas prácticas se le da prioridad a una formación integral que apunta a las necesidades espirituales, físicas, económicas y sociales. 

Además, por la cercanía que tenemos con la frontera venezolana y con varias comunidades indígenas, actualmente unas 30 familias son invitadas a escuchar el evangelio y a les servimos por medio de jornadas médicas, y ayudas con víveres para la canasta familiar.

Todo este accionar es fruto del evangelio, entendemos que somos salvos por la gracia de Dios mediante la fe en Cristo, pero esta fe es viviente, activa. (Stg. 2:14-17)

Nuestro deseo de ser discípulos de Cristo que hacen discípulos resume todo lo que hacemos.

Seguir los pasos de Cristo en su tarea misional implica involucrarse integralmente. No solo predicamos en palabras sino también en hechos verdaderos que salen de un corazón regenerado, que busca amar a Dios y al prójimo.  De estos dos grandes mandamientos depende toda la ley de Dios y los profetas

 Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una. Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento.  Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

(Mt 22: 34-40)

El pastor Edison Flórez está casado con Meredid Correa y tienen 2 hijos: Sofia y Evans. Es el plantador de la Iglesia Reformada Calvary, en Santa Marta Colombia, fue ordenado e instalado como ministro en el año 2007. Desde esta fecha tiene el privilegio y responsabilidad de predicar la palabra de Dios regularmente el primer día de la semana, día del Señor. Tiene una Maestría en Estudios Teológicos con el Seminario Internacional de Miami (MINTS) y dirige la Escuela Ministerial Calvary, que se encarga de promover la sana doctrina y brindar recursos para el equipamiento ministerial por medio de conferencias, talleres y publicaciones gratuitas.

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