Publicado por Justin Burkholder en su blog el 3 de octubre 2018.
Muchos pastores tal vez tienen el deseo de que su iglesia pueda multiplicarse y plantar otra iglesia. Sin embargo, en muchos casos se topan contra la misma pared: ¿a quién envío para plantar otra iglesia?
Antes de entrar al tema, debo mencionar algo importante: parte de la razón por la que no encontramos a quién enviar es porque no estamos desarrollando líderes. En muchos casos, desarrollamos líderes solo para los eventos o programas que tenemos y, por lo tanto, todos tienen un lugar asignado a la hora de entrenarlos.
La tarea del pastor es entrenar líderes constantemente, tengan o no alguna vacante por ocupar. Esto nos permite tener un grupo de líderes que puedan ser enviados o puedan reemplazar a otros en la plantación.
Tal vez la queja más constante que oigo de plantadores es que no tienen a alguien que pueda llevar la carga con ellos. Quizás tengan un equipo plantador, pero no es lo mismo que tener una o varias personas con la misma responsabilidad en la plantación.
Pablo le da esta idea muy clara a Timoteo cuando le dice: “Y lo que has oído de mí en la presencia de muchos testigos, eso encarga a hombres fieles que sean capaces de enseñar también a otros” (2 Ti. 2:2). El fin de entrenar a estos líderes no es simplemente para que llenen algún puesto ministerial, sino para que estén preparados y listos para enseñar también a otros.
Entonces, asumiendo que estamos desarrollando líderes y tenemos un grupo de líderes de los cuales podemos escoger, ¿qué buscamos en ellos para enviarlos a plantar?
Carácter
Primero que nada, queremos ver un carácter piadoso en los hombres que consideramos enviar a plantar una iglesia.
Ellos deberían llenar todas las cualidades que exige Pablo en 1 Timoteo 3 y Tito 1. Esto significa que no serán neófitos, tendrán dominio propio, habrá una relación profunda y creciendo con Dios, podrán enseñar, y demostrarán un buen testimonio con los de afuera. Serán hombres de oración, ayuno, que conocen la Palabra. Hombres vulnerables y transparentes, quienes han menguado y la persona de Cristo es visible en ellos.
En general, estos son hombres maduros en la fe, testimonios de una humildad profundamente arraigada en el evangelio, y encuentran su identidad, su significado, y su importancia en el evangelio.
Capacidad
Para plantar una iglesia también estamos buscando ciertas destrezas. Hay algunas capacidades que son mencionadas en 1 Timoteo 3, como “hábil para enseñar”. Pablo también habla de la hospitalidad, y hace referencia a la relación que tiene el plantador con los de afuera, dando a entender que hay una postura misional que toma el pastor de una iglesia.
Es importante que el líder tenga dones pastorales (Ro. 12:6-8). Una nueva iglesia es una nueva familia local del cuerpo de Cristo. Por lo tanto, esta familia necesita a alguien que pueda facilitar el crecimiento y la relación entre todos, y que les pueda animar e instruir en la verdad. Alguien presente en momentos difíciles y de bendición.
También es importante tener dones de liderazgo (Ro. 12:6-8). Al principio de una nueva iglesia, hay una idea general de lo que se va a hacer (formar discípulos) pero, si no hay un liderazgo claro, la nueva plantación puede ser llevada por cualquier idea que se le ocurra a las personas. Esto podría ser bueno, si las personas son maduras en la fe, pero también puede ser destructivo. Por lo tanto, es importante que la persona madura en la fe enviada a plantar tenga dones de liderazgo.
Tal vez en la misma categoría de liderazgo, también es importante tener dones de administración (1 Co. 12:28). En una nueva plantación, a menudo la visión es mucho más grande que los recursos. Es importante que el equipo plantador tenga a líderes que sean buenos administradores, personas que sepan cómo usar los recursos de la iglesia y ayudar a desarrollar su infraestructura acorde a sus necesidades.
No es necesario que todos tengan todas estas capacidades, pero sí es importante que estén presentes entre el equipo enviado.
Convicción
Si has encontrado a un grupo con el carácter y la capacidad, hay una pregunta más: ¿Quieren hacerlo? (1 Ti. 3:1) ¿Tienen la convicción de plantar una nueva iglesia?
En una nueva plantación es muy importante que la persona o las personas enviadas a plantar tengan convicción, ya que se enfrentarán a muchos obstáculos. Si no la tienen, les será muy fácil tirar la toalla.
Muchos están dispuestos a ir y apoyar, pero no tantas personas están dispuestas a hacerse responsable por establecer una nueva familia local de creyentes. Es una labor espiritual que también implica mucha carga y cansancio para los involucrados.
Si estás buscando a un equipo de personas para plantar una iglesia, asegúrate de no solo enviar a los que tienes más cerca. Debes evaluarlos primero para ver que tengan el carácter, la capacidad, y la convicción necesaria.